En tiempos de tanta individualidad y competitividad en el deporte y en la vida misma, donde se destacan mucho las aptitudes físicas y técnicas de los deportistas, cabe destacar la calidad humana de las personas por sobre sus aptitudes deportivas. Este es el caso, del otrora gran futbolista, y exitoso director técnico (hoy se encuentra sin dirigir), y que actualmente oficia, con mucho éxito, como comentarista deportivo en televisión. Me refiero a don Claudio Borgui.

Y puedo hablar con confianza, pues se trata de una historia que me llegó personalmente, pues se trató de un episodio doloroso y que caló directamente en nuestra historia familiar y cuya participación de él, sin duda cabe destacar por su valor humano.

Fue el mismo Claudio Borgui, seleccionador nacional en el año 2012, quien visitó a mi sobrino Gonzalo Pinilla Cortés, en el hospital Roberto del Río, el día 29 de junio de aquel año. No necesitó de cámaras ni de medios, para poder ir a visitarlo, a él y a sus padres Fredy y Norma, llevándole un grato momento de alegría y esperanza, en su delicado estado de salud. Le llevó un balón de regalo y pudo compartir el anhelo del “Chalito”, como le llamábamos cariñosamente. Sin lugar a dudas, fue un enorme momento de felicidad para mi sobrino de 14 años, quien pudo conocer a uno de los grandes jugadores y también director técnico más exitoso, de su amado Colo Colo, club del cual, era también jugador, en la filial de Coquimbo.

Este gesto es muy loable de parte de este caballero del fútbol y lo retrata de cuerpo entero, pues posterior a esta visita, y dos días después en una espontánea conferencia de prensa, que estaba realizando, en el interior del Palacio de la Moneda (debido a un evento de salud y deporte), y estando presente los medios de comunicación, fue interrumpido por un asesor para comunicarle, el sensible fallecimiento de mi sobrino, a lo cual, sólo atinó a recordarlo con profunda emoción y al quebrarse sensiblemente, no pudo seguir hablando, lo cual caló hondo, en los corazones de quienes tuvimos el honor y la gracia de Dios, de conocer a mi sobrino, un ser humano lleno de vida, buena persona y talentoso deportista, que partió muy luego de este mundo y al cual quiero recordar hoy.

Nota aparte también es quien hizo posible este encuentro y me refiero a Marisela Santibañez, también conocida en televisión y política, a la cual, también expreso mi gratitud, por su lindo gesto y por estar presente con familiares de pequeños y jóvenes enfermos, que necesitan de una palabra de aliento y un abrazo sincero lleno de humanidad.

Esta nota fue hecha bajo el consentimiento de mi hermana Norma Cortés, por el respeto a su dolor, que sigue y seguirá por siempre, al haber perdido a su hijo, pero también vale la pena destacar siempre, que detrás de cada deportista hay un ser humano y siempre será necesario destacar los valores, que van más allá de una camiseta y que tienen que ver con el amor, la compasión y la solidaridad que podamos brindarnos entre personas.

Historia en recuerdo y memoria a mi sobrino